martes, 15 de diciembre de 2009

Venecia (Venecias)

"De acuerdo, en todas las ciudades, en las paradas de autobús o de metro, estás acostumbrado a dejarte guiar por la señalización; (...) En Venecia también; basta con que levantes la vista y verás muchos carteles amarillos, con flechas que te indican: Debes ir por ahí, no te confundas, “A la estación de tren”, “A San Marcos”. Pasa de ellas, ni caso. ¿Por qué luchar contra el laberinto? Por una vez déjate llevar. (...) Aprende a vagar, a vagabundear."


¿Por qué Venecias y no Venecia? Porque no es un libro, sino varios. Porque, además, Venecia es única para cada viajero, para cada persona que se adentra en ella, ya sea por primera o por repetida vez; y porque Venecia es única también para quien la sueña antes de visitarla, antes de ser atrapado por ella.

Venecia es un pez es uno de los miles de libros que se han escrito sobre esta ciudad. Una estupenda no guía, a pesar de que como guía se defina en su subtítulo. Tiziano Scarpa huye de los lugares comunes y de los tan propensos tópicos sobre la ciudad de los canales para adentrarse en su Venecia de un modo muy singular: asemejando Venecia a un pez. Un pez por su forma de lenguado, y un pez porque también ella está anclada en el mar.
Y partiendo de ahí, desmigaja la ciudad vinculándola con las partes del cuerpo humano. Y de igual forma, estructura el libro. Lo inicia con la Venecia de los pies, la imprescindible para atravesar los más de 400 puentes. Después continúa:  la Venecia de las manos, de las piernas, de la cabeza, del corazón...

Otra Venecia magistral es la de Jan Morris, una de las escritoras viajeras por excelencia. Su Venecia recoge su particular visión, en la que combina desde las más rebuscadas leyendas hasta las más íntimas pasiones, emociones a flor de piel y en extremo, alcanzando el climax que sólo es permisible en esta ciudad mágica.
Si es cierto que en Venecia no son necesarias las palabras, también es cierto que no se ven los lugares del mismo modo si se saben las historias que esconden detrás. Las vidas que alimentan la curiosidad. Sentarse en una plaza y al placer de mirar, sumarle el de rememorar con la imaginación las cosas allí vividas en tiempo atrás, es sumarle al natural disfrute, otro goce más. Aumentar nuestra capacidad de evocación es quizás uno de los placeres de conocer la historia. Algo que del mejor modo permiten estas lecturas.


Estos son sólo dos ejemplos, dos Venecias. Hay muchas más. Cito algunas:  

Historia de Venecia, de John Julius Norwich.
Horas venecianas, de Henry James.
Venecia observada, de Mary McCarthy.
La otra Venecia, de Predrag Matvejevic.
Vida veneciana, de William Dean Howells.
Marca de agua, de Joseph Brodsky.
Venecias, de Paul Monrad.

Venecia es una ciudad propensa a ser descrita. Pocos son los que al regresar pueden frenar la tentación de hablar, de escribir, de suspirar por ella... de anhelarla. La ciudad desprende un magnetismo que no sólo alcanza y cala, sino que convierte al viajero retornado en su sumiso ciervo, y en su eterno admirador.
Además de tantos libros, desde páginas maravillosas hasta guías soporíferas, hay escritos y más escritos sobre Venecia. Basta tecletar en internet "Venecia" para comprobar como la ciudad es la joya que todos describen y de la que todos quieren opinar.
Pero del mismo modo, es el preciado lugar que todos pretender conquistar y del que nadie puede apoderarse. Sólo aquellos que se saben ya por siempre atrapados, que no niegan que la la ciudad poesee y poseerá una fuerza abrasadora, logran sentirse cerca de la ciudad, acercarse a ella, precisamente por eso, porque comprenden que jamás podrán conquistarla, que Venecia es libre.
Entre esos muchos escritos que uno puede encontrar en internet sobre Venecia, encontramos estos, los de una periodista que en su blog, Kaffekantate, dedica 50 post al rincón italiano. Con la experiencia de haberla soñado mucho antes de visitarla, la describe magistralmente a la vuelta de su primer viaje, de su primer contacto físico con la ciudad. Danza entre lo vivido y lo leído, entre lo imaginado antes de partir y lo real una vez allí. Relaciona y alude, se enfrasca en la búsqueda de las creaciones artísticas que inspiró Venecia -la arquitectura, la pintura, la literatura...-, y juega a ser testigo. Se deja atrapar y se deja mecer. Se deja engatusar y querer por la ciudad. Y envuelta en esa pasión, describe su Venecia, la que ya sólo le pertenece a ella, y la comparte con sus lectores con una inteligencia llena de sensibilidad. 

Venecia es un pez
TIZIANO SCARPA  
2007 Ed. Minúscula, 112 páginas.


Venecia  
JAN MORRIS  
2008 RBA Libros,544 páginas.

0 comentarios:

Publicar un comentario

| Top ↑ |