sábado, 2 de enero de 2010

84, Charing Cross Road, HELENE HANFF


"Me encantan esos libros de segunda mano que se abren por aquella página que su anterior propietario leía más a menudo. El día en que me llegó el ejemplar de Hazlitt, se abrió por una página en la que leí: "Detesto leer libros nuevos." Y saludé como a una camarada a quienquiera que lo hubiera poseído antes que yo."




La escritora neoyorquina Helene Hanff sueña con conocer algún día la Inglaterra descrita en la literatura inglesa. Mientras la dibuja en su imaginación, alimenta el sueño leyendo esos libros. En el 84 de la londinense Charing Cross Road se sitúa la emblemática librería que le proporciona ese alimento necesario.

Hanff, desde su Nueva york natal, descubre un anuncio en el Saturday Review de una librería londinense especializada en libros agotados. Decide escribirles y tras presentarse como una "escritora pobre amante de los libros antiguos", adjunta una lista con sus "necesidades más apremiantes".
Al otro lado del océano, recibe la carta el librero Frank Doel, que educadamente responde a la carta y le adjunta alguno de los ejemplares demandados. Es el otoño de 1949 y cruzando el Atlántico se inicia, en ese momento y de ese modo, una relación, a primeras comercial, que dejará al descubierto la inmensa pasión de ambos por los libros.

El intercambio de cartas se prolongará a lo largo de dos décadas, un tiempo en el cual, además de numerosos libros, se intercambiarán deseos, ilusiones y la cotidianidad definida por el paso de los años. Veinte años de venta de libros que serán testigo de la continuidad de la vida, del crecimiento de las hijas del librero, de los nuevos trabajos de la escritora, del pastel hecho con pasas una tarde de invierno, del ambiente político de una Inglaterra de posguerra limitada por la racionalización de alimentos...
A su vez, la relación humana que se establece entre ambos se contagia al resto de los empleados de la librería. La confianza no impuesta, la intimidad que se descubren en esas cartas se ampara en la tranquilidad que da el desconocimiento, la de no saber cómo es el destinatario de las cartas, y la que propicia la distancia. Libros, harina, huevos, bodas, esperanzas. Cartas donde se desmenuzan las miserias, la gratitud, el anhelo... envuelto todo por un amor intenso a los libros, a leerlos y a tocarlos, a respirarlos, a subrayarlos, a sentirlos.

Dedicatorias escritas en un papel, como si "una dedicatoria manuscrita en el libro le hiciera perder valor... cuando para su actual propietaria lo habría incrementado muchísimo". La sucesión de lecturas, autores, poemas... las ganas contagiadas de leer esos libros. La magia de la espera dejada caer en una nota: "Cuéntame cosas acerca de Londres: el metro, las antiguas escuelas de derecho, Mayfair, el lugar donde estaba el Globe Theatre, todo lo que se te ocurra.". La lectura actual de unas cartas que regalan la posibilidad de compartir las pequeñas y eternas pasiones, de mantener vivo el recuerdo de una librería de la que hoy sólo queda una placa.

84, Charing Cross Road
HELENE HANFF
Editorial Anagrama, 125 páginas.

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